Muerte. Neil Gaiman. ECC

(216 páginas. 21,50€. Año de edición: 2015)
Muerte probablemente sea uno de los mejores personajes inventados para la literatura. Dotarle de una personalidad tan marcada y tan alejada a los cánones habituales establecidos desde tiempos inmemoriales tiene un mérito increíble, una conjunción de azar (la anécdota al respecto de su creación viene en páginas, no sé si de este ejemplar o de otros) y talento únicos. Era, junto con el propio Morfeo, el personaje más destacado, y por tanto estaba más que justificado que se intentara ampliar su universo.

En este libro, tenemos sobre todo dos historias que giran en torno a ella: El alto coste de la vida y Lo mejor de tu vida, además de historias cortas más anecdóticas como Un cuento de invierno, cuyo dibujo parecen bocetos y el conjunto una especie de monólogo interior de la propia Muerte; La noria, en el que sale además de Muerte su hermano Destrucción y hace referencia al 11S; y Muerte habla sobre la vida, casi más un tratado de sexo seguro que otra cosa, con el peor dibujo que he visto de este personaje nunca, además de Restos mortales, que son bocetos más que nada).

En El alto coste de la vida, publicado en 1993 y subdividido en 3 capítulos, de primeras nos encontramos con una de las marcas de la casa de Sandman: la recurrencia de los personajes secundarios, entrelazando así un universo cerrado y uniforme, algo que dota al cómic de prodigiosa intertextualidad y coherencia. El personaje que mueve gran parte de la trama es Hettie la loca, una bruja de edad indeterminada algo ida que descubre que ella ha vuelto y se pone a buscarla.


Paralelamente, tenemos a Sexton Furnival (creo que aparece por primera vez), un chaval de 16 años que está determinado a quitarse la vida porque no le encuentra sentido: ni se ha enamorado ni tiene amigos y, sobre todo, es indiferente a lo que pueda pasar. No quiere nada. Un día de julio va a un vertedero, tropieza, y allí conoce a Muerte, que aunque lo parezca para quienes la conozcamos, no ha venido a llevárselo. De hecho, descubriremos que está en la tierra como una persona normal y corriente, algo que me suena que ya había experimentado el propio Morfeo para "desdivinizarse" y que Muerte practica cada 100 años. Se hace pasar por una tal Didi, que recientemente ha perdido a toda su familia por un atropello.


"Técnicamente, tengo tres horas de edad", le llega a decir. Sexton sale pitando pensando que la tal Didi está como una cabra, pero entonces se encuentra con Hettie, que le usa para pedirle a Muerte que le encuentre su corazón. El principal descubrimiento de este capítulo es el título del capítulo, la expresión francesa "l'esprit d'escalier", "espíritu de la escalera" que se refiere a las cosas inteligentes que solo se te ocurren cuando te marchas. ¿No es genial poder nombrar algo que te sucede constantemente?


En el capítulo 2, Una noche memorable, Sexton y Muerte deambulan por la ciudad para cumplir el cometido que les ha encargado Hettie y de paso aprovechar esa noche encarnada en mortal, ajenos a otros peligros, como el de Theo, al servicio del Eremita, un profesor brujo, que parece remitir a Burguess, aquel que encerró a Orfeo creyendo haber atrapado a Muerte. "Casualmente" se encuentran con Hazel McNamara, quien trabajaba en el restaurante de Sylvia (la madre de Sexton). Hazel, embarazada, está en una cola porque su mujer, Foxglove,  va a tocar en un concierto, harta de que desdeñen los relatos que escribe. 


Foxglove y Hazel de nuevo remiten a Sandman (número 32) y de hecho se hace referencia a asuntos extraños que les sucedieron hace un año. Estos dos personajes serán los que retomen el protagonismo en Lo mejor de tu vida. En fin, el relato, pese a no tener conclusiones cerradas para casi nadie, sigue en la línea de Sandman, bordeando respuestas y reelaborando las preguntas con una narrativa ágil y dinámica. Si encima acaba en la fuente de Central Park que ya vimos en el primer encuentro (que recuerde) entre Morfeo y Muerte una vez que el primero se escapó de su prisión, qué mejor guiño o manera de acabar de manera circular.


Se vuelve a repetir la fórmula del dinamismo en Lo mejor de tu vida, aunque aquí Muerte no está tan presente. Las protagonistas indiscutibles son Hazel, que ya ha dado a luz a Alvie, y Foxglove, que ha iniciado una exitosa carrera discográfica que la está alejando de su familia a cambio de no demasiados buenos momentos, pese a estar tuteada por Larry, un manager que realmente se preocupa por ella, uno de estos secundarios con personalidad y que, dentro de sus posibilidades dentro de la industria musical, es muy buena persona. Vito, un modelo de calzoncillos que es la cita (oculta que es homosexual para no espantar fans) para ir a una película en la cual Fox tiene una canción en su BSO, y Boris, su guardaespaldas, son los otros dos personajes que completan el elenco de esta historia.


El infarto de Larry desencadena la parte fantástica, pues se le aparece en sueños a Fox para alertarle de algo con respecto a Hazel, confinada la pobre a intendencias domésticas y ocultada para el resto del mundo. En principio, no le hace caso cuando la llama, y ahí descubrimos que Muerte está con Hazel. 


Uno de los aspectos más interesantes es cómo Gaiman dota a los personajes de humanidad: redondos a más no poder, por ejemplo Foxglove se comporta como una egoísta y engaña a Hazel, pero cuando sabe que está en peligro lo deja todo para ayudarla. Y con todo me refiero a magia que les lleva a los márgenes de las tierras sin sol, justo a la entrada del reino de Muerte, en donde tendremos una resolución que roza lo mágico.


No defrauda este volumen, sobre todo si después de concluir Sandman piensas que no queda nada más. Por fortuna, está de vuelta y ni siquiera Muerte es el final de esta grandiosa saga.

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