Sed de noticias. Andi Watson. Norma editorial

(160 páginas. Descatalogado. Año de edición: 2005)

Se llama Katharine Washington, y ha cruzado el Atlántico para convertirse en la nueva redactora del Wheatstone Mercury. Pero, en un periódico local, ¿qué puede esperarle a una aspirante a escritora de éxito? Andi Watson logra con Sed de noticias uno de los slice of life más emotivos de los últimos tiempos, una historia de amor y desengaño que merecería aparecer en la primera plana de un periódico.

Explorar los recovecos del cómic más allá del mercado de superhéroes te depara joyas como esta. Es difícil reseñar un cómic porque te enfrentas a un dibujo más bien sencillo, en blanco y negro, con personajes casi esbozados o esquemáticos, y ni siquiera tu ignorancia te impide reconocer la dificultad de contar una historia (una pequeña historia, en este caso) con no mucho abuso del lápiz. 

Equiparándolo con mi referente más próximo, la novela, veo que Sed de noticias tiene el mérito de contar cómo Katherine Washington, una norteamericana de San Francisco, llega a un pueblecito o ciudad cerca de Londres (Wheatstone) como ayudante en un periódico local, el Mercury, ayudada por las influencias de su metomentodo madre (qué bien se plasma el tira y afloja con su progenitora). La realidad más cercana y menos glamourosa (historias de pavos, equipos de fútbol, enfermeras que revientan granos...) le recibe casi como una bofetada, así como las difíciles relaciones que se establecen entre sus compañeros, sobre todo con el gruñón Owen Holmes, emparejado con Nicole, otra rancia con poca seguridad en sí misma.

Katherine resulta cercana y encantadora y pronto se ve que su novio, de viaje por Los Ángeles para mover el guión sobre una americana que viaja a Inglaterra para ser periodista, va a optar por vender el primer boceto que hizo, donde casi caricaturizaba ese mundo. Owen, que lee ese borrador (traicioneramente, ese es otro de los puntos fuertes de la obra, el realismo y la complejidad de los caracteres), es quien le hace ver cómo incurre en tópicos e ignorancia, y ese mismo Owen es la principal razón de que cada vez disfrute más con su trabajo.

Los roces típicos en el trabajo, la sencillez con que se nos muestra la vida de este Owen que vive aún con su padre por comodidad y vagancia, que soporta dolores de muelas por su miedo al dentista o las pocas ganas de irse a vivir con Nicole, son otros puntos fuertes, además del carácter de Katherine, que cogerá el avión para volver a EEUU ante el éxito de su guión y que encarará con entereza la traición de este novio cuyo nombre no recuerdo, y de cómo evoluciona la historia, de una manera lógica pero no necesariamente previsible.

La resolución de este cómic, pese a que queda abierto, es más que satisfactoria, y redondea una pequeña obra maestra que se lee con facilidad y te deja más lecturas que las que se plasman en cada página.

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