Estreno: 12 Monkeys

(SyFy. Estreno: 17/01/2015)

¿12 monos a la tele? Por una parte, la adaptación de la célebre película de 1995 supone un peligroso paseo por el abismo de las adaptaciones (aunque con el recuerdo de Fargo en mente el tránsito se hace más llevadero) y por otra, el tema de los viajes en el tiempo y las estructuras fragmentadas que dichos viajes temporales suponen me fascinan, por lo que el miedo de la primera opción queda bastante minimizado, de modo que era imposible no darle una oportunidad.

Visto el piloto, los miedos de que la adaptación sea un churro se disipan. Está bien producida, bien conseguida, se mantienen las líneas maestras de la peli (que tengo bastante difusa, mejor así) y en general, parece que hay material suficiente como para desarrollar una historia a lo largo de varios capítulos. Vale que Aaron Stanford no es tan buen John Cole como Bruce Willis (se le echa de menos, de hecho), pero resulta creíble y aceptable en ese papel de viajero del futuro (2043) en busca de la redención para lo que sería nuestro presente. Y la doctora Cassandra Railly que defiende Amanda Schull se ve beneficiada (desde mi punto de vista, hablo) de que no recordase que era Madeleine Stowe la que lo interpretaba. Mejor ella aún que él, aunque ya digo que las querencias hacia la versión original juegan mucho en contra de Stanford.

No hay demasiada pausa ni tampoco demasiada explicación sobre ese futuro devastado (más de 7000 millones de personas murieron) por un virus del que se busca su origen para extirparlo desde lo que parece una organización o un grupo de personas (en la que nos reencontramos con Charlie Francis - Kirk Acevedo, muy tangencial de momento como Ramses, colega de Cole) con la tecnología suficiente como para proponer viajes en el tiempo. También me ha parecido precipitada la confianza casi inmediata de la doctora Railly en Cole, y más teniendo en cuenta que tenemos varios capítulos por delante, pero el plan preestablecido a lo mejor contribuye a que tanta precipitación sea la mejor manera de hacernos entrar en materia (Cole siempre está con el tiempo del reloj de Railly en una especie de cuenta atrás irreversible, además).

Tampoco he entendido del todo que se hayan quitado de encima a las primeras de cambio al que pintaba bastante bien como malo de la película (perdón, serie), Leland Goines (extenso el currículum televisivo del esloveno Zeljko Ivanek) y en cambio me ha parecido una buena jugada que el papel de Brad Pitt (era la primera vez que interpretaba a alguien feo o era de las primeras veces que me convencía actuando) como el heredero de Goines haya ido a parar a una mujer, Jennifer (Emily Hampshire, al principio la confundí con Zoe Barnes/Kate Mara), que cierra el capítulo de manera contundente, como contundente es el descubrimiento del logo de esta organización que está detrás del virus.

Es de presuponer que habrá bastantes giros y que nos encontraremos unas cuantas paradojas (veremos si superan la del contacto de los dos relojes), que nos comeremos la cabeza y que elucubraremos con todos esos viajes en el tiempo que nos quedan por ver. Poco a poco nos iremos metiendo más en materia con este nuevo Cole y veremos si la amplia galería de personajes que se nos irán presentando se alzan con la fuerza suficiente como para tenerlos en cuenta para algún momento relevante.

De modo que si no te gusta la ciencia ficción, no soportas los saltos temporales o las distopías, o no te gustó la peli, mejor no pierdas ni un segundo. Eso sí, en caso contrario, este piloto, sin ser la octava maravilla mundial, se ha ganado el voto de confianza de seguir viendo cómo evoluciona porque la cosa promete.

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