Dientes de leche. Ignacio Martinez De Pisón. Seix Barral (2009)

(384 páginas. 20 € (edición de bolsillo, 8,95€). Año de edición: 2008)
Tres generaciones de Cameroni pasan por estas páginas que te transportan desde 1937, cuando el italiano Raffaele Cameroni llega a España para apoyar al bando franquista, hasta los años 80, cuando su nieto Juan se encuentra cursando 2º de Periodismo para alegría de sus padres, Alberto Cameroni y Elisa, y de su tío Paquito (así como Rafael, el tercer hermano Cameroni).

¿Qué tiene esta narración con apariencia decimonónica y lineal? Primero, una escritura prodigiosa, plena de emoción y sensibilidad. Se infiltran entre los sucesos que acaecen una poderosa voz narrativa capaz de plantearnos los temas principales en la historia de la literatura: el amor, la honestidad, las relaciones entre padres e hijos, el dinero, la muerte...
Segundo, que se contradice esa sensación de sencillez cuando uno se fija en los procedimientos para hilar las diferentes historias. Con una técnica de la que creo recordar también participaba Cien años de soledad (hace muchos años que la leí), se anticipa un hecho y luego se retrocede para explicar ese hecho, con lo cual Martínez Pisón va lanzando el cebo y los lectores, como si fuéramos ingenuos pescados, nos vemos arrastrados con delicadeza hasta el punto original.

Y no sólo está bien escrito, sino que la personalidad de los personajes, sobre todo los Cameroni, emiten unos destellos tan propios y vivaces que no nos queda más remedio que creernos esa historia familiar como cierta, aunque no lo sea ni sea ese el objetivo del autor. Si bien no sabrías quedarte con ninguno, el conjunto es una historia que no se descose por ningún punto, sino que se entreteje de esa manera tan particular de saltar de un punto a otro, aunque siempre linealmente.

Y es una historia bien contada porque ningún personaje cuenta con la verdad o la perfección absoluta, sino que todos participan de los errores que nos caracterizan como seres humanos: al contrario que en la mayoría de obras, las contradicciones, las flaquezas y los puntos débiles se entremezclan con sus características positivas, más habituales de ver y de observar en la mayoría de obras literarias.

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