Reto en el colegio. Aidan Chambers. Noguer (19/10/11)

184 páginas. 7,95€. Año de edición: 2011 (1989)

La tranquila existencia de Lucy Hall, una niña que cuenta con cariño y comprensión en casa y una situación cómoda en clase, se convierte en un infierno cuando sus compañeras (Sally-Ann, Vicks), lideradas por la problemática Melanie Prosser, empiezan a meterse con ella, a perseguirla y a amenazarla: le pisan sus zapatos nuevos, se meten con sus padres, le piden regalitos...

El mayor acierto del libro es cómo se nos muestra el proceso de bullyng en la cabeza del maltratado, que pasa de la incomprensión e incredulidad (¿por qué a mí, qué he hecho para merecerlo?) al temor y la vergüenza, una serie de sentimientos angustiosos que llevan a Lucy a desearle mal a Melanie y a odiar el colegio (están en el último curso de Primaria). Sus padres la notan preocupada, pero son incapaces de ayudarla (porque el maltratado no quiere que se sepa su condición, y mucho menos en casa).

Afortunadamente para Lucy, cuenta con el incondicional apoyo de Angus Burnos, un muchacho desgarbado y torpe oculto bajo su largo pelo que no desfallece en sus intentos de aproximarse a la niña que le gusta (y que le rechaza al principio). Este chico al que le cuesta expresarse y que está atenazado por el abandono de su madre, a raíz de su insistencia y su apoyo, evita el hundimiento de Lucy. Él será quien ponga en contacto a Lucy con Clare Tonks, una niña grandota y tímida que antes había sido el objeto del maltrato por parte de las matonas.

También queda apuntado el tema de las responsabilidades de los adultos para con los niños: por una parte los padres (de quienes se nos ofrecen varios modelos: los de Lucy, Jack y Sarah, atentos, dialogantes y cariñosos; el de Angus, Doublas, que muestra en un par de ocasiones un ramalazo de violencia al gritar a su hijo, arrepintiéndose después por haber descargado contra él sus frustraciones; y los de Melanie, la maltratadora, Cynthia y Bill, incapaces de comunicarse con su hija (y entre ellos) y atenderla, entre el trabajo de él y la tendencia al alcohol de ella. De hecho, se apunta que si Melanie es así es porque no puede abrazar ningún modelo de conducta positiva y es su manera de conseguir algo de reconocimiento. Conoce la violencia que ejercen sobre ella -al final- y la destemplanza de las contestaciones, las amenazas y la indiferencia, resultando que ella es la principal víctima de la historia); y por otra los profesores, que no están todo lo atentos que deberían, más pendientes de sus propios problemas, de ejecutar una serie de procedimientos de manual y de evitar confrontamientos por razones de imagen, sin atender las preocupaciones de sus alumnos.

Ideal para 1º y 2º de ESO, cumple su cometido de enganchar al lector, aunque quizás no es una obra redonda por un final algo precipitado e insuficiente: Lucy da al fin con el plan para acabar con la tiranía de Prosser por medio del mural de fin de curso para el cole, en el que consiguen la colaboración de Mary, la líder prosocial del grupo (la que mejor cae a profesora y compañeros, con la que Melanie no se mete, aunque también la que no se implica mucho y manda demasiado). La victoria de Lucy y cía es evidente, pero Melanie queda desdibujada. Deja el cole antes de tiempo sin la menor explicación, sin ese intento por parte de los chicos de comprender su punto de vista (algo que queda relegado para el lector).

En la web de Planetalector se puede encontrar una guía de lectura.

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